Así, escondido tras las gafas de no ver, la luz del flexo reflejando los cables que enredan la mesa por detrás, y con la atención prestada a algo que no nos mira, pero por lo que sentimos auténtica fascinación: nuestras propias letras, dando la espalda al paisaje del mar que hay que tapar con las cortinas que impiden que miremos por detrás a las olas que zumban la playa sin descanso, y teniendo a la derecha, al alcance la mano el María Moliner, te puedes permitir ser escritor en invierno. Cuando amanezca ha salido el sol, te has quitado la bata, el mar ya no hace ruido aunque siga castigando a la playa, y no es necesario el flexo. Serás entonces escritor en verano, en primavera... y siempre. El resto del currículum, son anécdotas. Ya sabes: si conoces de alguien que pueda hacerlo, que reparta suerte. Matilde Muro.
Así, escondido tras las gafas de no ver, la luz del flexo reflejando los cables que enredan la mesa por detrás, y con la atención prestada a algo que no nos mira, pero por lo que sentimos auténtica fascinación: nuestras propias letras, dando la espalda al paisaje del mar que hay que tapar con las cortinas que impiden que miremos por detrás a las olas que zumban la playa sin descanso, y teniendo a la derecha, al alcance la mano el María Moliner, te puedes permitir ser escritor en invierno.
ResponderEliminarCuando amanezca ha salido el sol, te has quitado la bata, el mar ya no hace ruido aunque siga castigando a la playa, y no es necesario el flexo.
Serás entonces escritor en verano, en primavera... y siempre. El resto del currículum, son anécdotas.
Ya sabes: si conoces de alguien que pueda hacerlo, que reparta suerte.
Matilde Muro.