Tampoco la elección de esta ciudad era casual, al ser sede la editorial Edinexus, cuyo dueño y director, José María Sánchez-Robles, echó el resto en la organización del acto, lo que hizo con la inestimable ayuda de su señora Teresa Herrero. Además, se trata de la aglomeración urbana de importancia más cercana a donde vive un servidor.
Nos acogió el Cortijo Miraflores, un precioso edificio del siglo XVII que actualmente alberga al Archivo Municipal y al Museo del Aceite. Convocaban el Ayuntamiento y la Editorial Edinexus, y presentaron el libro Paco López, director del mencionado Archivo, quien hizo alarde de una sesuda y documentada exposición, y Viruca Yebra, un personaje notable en la ciudad. Su sentido allí en la mesa era el hecho de que nos conocíamos desde muchos años antes, cuando ella y yo éramos compañeros redactores de ABC de Madrid, y por eso sus palabras estuvieron llenas de cariño. A pesar de estar a las puertas del invierno, que en las poblaciones ribereñas del mar equivale a desolación a las ocho de la tarde, el editor y yo conseguimos reunir a 230 personas, gracias también a que fleté un autobús desde mi lugar de residencia, a 40 minutos de autopista por la costa, donde mis amigos y yo fuimos cantando al son de la guitarra que me llevé. Fiel a mi vieja intención de quitar drama a ‘toda costa’ (je), nada más arrancar el bus nos pusimos con el famoso himno de los sanfermines:
‘a mí me gusta el pipiribipipí...’
Una simpática copa fue servida. Tan simpática como que las botellas de vino lucían una etiqueta con el título del libro a modo de vitola, a pesar de lo cual, o más bien gracias a ello y a la ayuda de la igualmente simpática secretaria de la editorial, Rocío Coto, vendimos 190 ejemplares.
Nos acogió el Cortijo Miraflores, un precioso edificio del siglo XVII que actualmente alberga al Archivo Municipal y al Museo del Aceite. Convocaban el Ayuntamiento y la Editorial Edinexus, y presentaron el libro Paco López, director del mencionado Archivo, quien hizo alarde de una sesuda y documentada exposición, y Viruca Yebra, un personaje notable en la ciudad. Su sentido allí en la mesa era el hecho de que nos conocíamos desde muchos años antes, cuando ella y yo éramos compañeros redactores de ABC de Madrid, y por eso sus palabras estuvieron llenas de cariño. A pesar de estar a las puertas del invierno, que en las poblaciones ribereñas del mar equivale a desolación a las ocho de la tarde, el editor y yo conseguimos reunir a 230 personas, gracias también a que fleté un autobús desde mi lugar de residencia, a 40 minutos de autopista por la costa, donde mis amigos y yo fuimos cantando al son de la guitarra que me llevé. Fiel a mi vieja intención de quitar drama a ‘toda costa’ (je), nada más arrancar el bus nos pusimos con el famoso himno de los sanfermines:
‘a mí me gusta el pipiribipipí...’
Una simpática copa fue servida. Tan simpática como que las botellas de vino lucían una etiqueta con el título del libro a modo de vitola, a pesar de lo cual, o más bien gracias a ello y a la ayuda de la igualmente simpática secretaria de la editorial, Rocío Coto, vendimos 190 ejemplares.
Presencia en los Medios
Web de Malagaes.com
En la web del diario Sur
En un blog literario
Noticia publicada por ABC al día siguiente de la presentación.
Reportaje fotográfico
Club de fans en el bus
No hay comentarios:
Publicar un comentario