El pasado 26 de septiembre de 2010 la entrevista que a continuación se transcribe fue publicada en la revista colombiana 'Lecturas', suplemento literario mensual del centenario diario 'el Tiempo', de Bogotá, el de mayor circulación del país, realizada por la periodista Gloria Helena Rey.
En este reportaje se hace especial hincapié en el concepto de enfermedad del alcoholismo. Como autor del libro 'Vino Torcido', debo resaltar
que entiendo que el alcoholismo no tiene por que ser una enfermedad vitalicia. Una cosa es que se está enfermo a morir mientras se encuentra uno bajo la dependencia de la droga llamada alcohol; otra cosa es que el alcohólico no pueda o no deba volver a probar dicha sustancia porque se volverá a enganchar casi sin la menor duda; y otra cosa bien distinta es que se considere una enfermadad aquella circunstancia -la de no vol
ver a probar el alcohol- que es la circunstancia que precisamente le permite a uno la salud en todo su esplendor.
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ALCOHOL, DROGA DURA
Joaquín Santaella, escritor y periodista español.
El alcohol es una droga y, por eso, es un disparate decir que el alcohólico es un enfermo porque no tolera el alcohol. Una persona se enferma y corre el riesgo de morir cuando depende de esta droga y se cura cuando la deja", afirma Santaella, de 55 años, en una entrevista desde la costa Gaditana donde reside. "A nadie se le ocurre pensar que alguien es un enfermo porque no puede volver a fumar tabaco o a usar cocaína por temor a recaer en el vicio. Una cosa es que el alcohólico no pueda volver a beber en su vida y otra muy distinta que sea un enfermo porque no tolera esta droga. Por eso, mientras no se entienda que el alcohol es una droga, tal vez la peor de todas, no habrá salida para muchos pues el consumo se acepta e impulsa socialmente".
'Vino torcido', su novela testimonio, basada en su experiencia y publicada por la editorial El Páramo en su sexta edición, ha sido un éxito en España, segundo país consumidor de alcohol en Hispanoamérica, con el 86,4 por ciento, después de Colombia, según encuesta apoyada por la Organización Mundial de la Salud OMS en 2008. Aquí como en México el consumo de alcohol no sólo es uno de los más elevados en América Latina, 94,3 y 85,9 por ciento, respectivamente sino que registra aumento sobre todo entre jóvenes. En Colombia es cada vez menor la edad en que se comienza a consumir alcohol: niños a los 10 años y niñas a los 11, según estudio de la Corporación Nuevos Rumbos, entre 9.276 jóvenes escolarizados de 7 capitales y divulgado este año. El 70 por ciento de esos menores consumió alcohol en el último año de escolaridad, el 28 en el último mes y el 13 en la última semana.
El libro de Santaella, cuyo título proviene del refranero español, "vino torcido, vinagre se hizo", se basa en sus 15 años de viacrucis por más de 10 centros de rehabilitación para escapar de las garras de la 'droga dura', el alcohol. 'Dura' porque el psiquiatra francés Jean Ades la compara con la heroína o la cocaína porque tiene consecuencias negativas para la salud física y mental, es neurotóxica e induce a síntomas de abstinencia como el delirium tremens, la epilepsia y otros. "Una adicción se pone en marcha de la forma más sutil, hasta el punto que uno sólo se da cuenta cuando ya es tarde, cuando necesita ayudamédica", afirma Santaella.
"He estado como en 10 centros de rehabilitación en 15 años. En ocasiones no recuerdo nada de mi llegada, sólo despertarme un buen día enchufado a un gotero de suero después de días de haber sido ingresado por algún alma caritativa. En otras ocasiones fui por mi propio pie, de forma cautelar, para evitar males mayores". ¿La primera vez? "Estuve como un mes. Pero fue demasiado corto. En cuanto me recuperé, creí que ya estaba 'curado' en el sentido de que podría volver a beber sin problemas... A los pocos meses estaba de vuelta. Se tarda en ver esa luz que te dice que el alcohol no es lo tuyo. ¿La experiencia más traumática? Una pelea muy violenta con una persona muy querida, accidentes de coche, noches en comisarías de policía... Pero nada de eso es comparable con el daño a quienes quieres de verdad".
¿Lo que más agradece? "Posiblemente que mis padres, aun sintiéndolo muchísimo, me pusieron de lado para que reaccionara, incluso cortándome el grifo 'económico'. Es, sin duda, la mejor ayuda que he recibido. No hay otra presión más eficaz". ¿Por qué decidió escribir 'Vino torcido'? "No sólo para enfrentar mi problema sino para ayudar a otros. También porque contaba con un material muy valioso que deseaba compartir". ¿Lo que más lo sorprendió? "La ilimitada picaresca del alcohólico. Los centros de rehabilitación son una mina. Recuerdo un militar que había ahuecado su gorra para llenarla de ginebra y le había colocado un tubito que iba por dentro de la camisa hasta salir por la solapa a la altura de la boca y poder beber durante las guardias". También recuerda la historia de Pepito Grillo "que arrastraba el trauma juvenil de haber colaborado en la violación reiterada y colectiva de su madre hasta que supo de quien se trataba". La de Caballo Loco, "un paralítico cerebral completamente deforme pero uno de los seres más sensibles e inteligentes que he conocido". La del Compe, ex legionario del Sahara que sufría ataques de delirium tremens y había que atarlo con correas. Todos más o menos de mi edad".
Aunque le satisface que su libro esté ayudando, afirma que "a los jóvenes no les puedo pedir nada al respecto porque tienen que vivir su vida aun a riesgo de perderla, como todos. Nadie escarmienta en cabeza ajena. Todo lo que puedo hacer, aunque suene a clero, es pedirle a Dios (a mi Dios) que los lleve de Su mano" y que mi experiencia les permita recapacitar a tiempo.
Por Gloria Helena Rey"
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